viernes, 10 de agosto de 2018

3º La presencia de la Iglesia en America Latina



"Hasta los confines de la Tierra"

La primera evangelización del continente americano



Después que Cristóbal Colón en 1492 volvió de su viaje con la noticia de la existencia de nuevas tierras (que se creía fueran parte de las Indias), se encendieron en España católica, dos decisiones que se mezclaban: la de llevar a los nuevos pueblos la fe cristiana y la de extender a ellos la propia soberanía política.

Para esta finalidad se obtuvo del papa Alejandro VI una bula con la que se reconocía a España el derecho de todas las tierras descubiertas más allá de las islas Azores y a Portugal aquellas hacia Europa a partir de dicha línea. Poco después la línea fue desplazada en favor de Portugal lo que le permitió legitimar la posesión de Brasil. Se delineaba así, incluso desde el punto de vista lingüístico el rostro del futuro continente latinoamericano.

Juan Pablo II afirmó: "Sin lugar a dudas en esta evangelización, como en toda obra del hombre, existieron equivocaciones, luces y sombras; si bien más luces que sombras, a juzgar por los frutos que encontramos después de quinientos años: una Iglesia viva y dinámica que representa hoy una parte relevante de la Iglesia universal"

Si en la primera oleada de la evangelización los protagonistas fueron los obispos, en la segunda eran los monjes y en esta tercera lo fueron indiscutiblemente los frailes, o sea los religiosos de las órdenes mendicantes, en primer lugar los franciscanos, dominicos, agustinos y en un segundo momento los jesuitas. Los historiadores de la Iglesia reconocen que en América Latina "fueron los miembros de las órdenes religiosas a determinar la historia de las misiones y de las Iglesias"

Ellos estaban convencidos de la necesidad de bautizar el mayor número de personas y en el menor tiempo posible para asegurarles la salvación eterna.

Alguien afirmo lo siguiente:  "Lo más grande que sucedió en 1492 no fue que Cristóbal Colón descubrió América, sino que América descubrió a Jesucristo". 

Los conquistadores estaban movidos por el espíritu de aventura y sed de ganancias, pero los frailes ¿qué podían esperarse después de haber dejado su patria y conventos? No iban a tomar sino a dar. Querían conquistar almas para Cristo, no súbditos para el rey de España. “Los religiosos fueron los primeros evangelizadores, y han contribuido de manera tan relevante a mantener viva la fe en el continente.

Frutos de santidad


El Perú ha sido llamado "Tierra de santos" por papas e historiadores. Allí están escritas las páginas de siglos del catolicismo en el país, que presentan a santos de la talla de Santa Rosa de Lima, San Martín de Porres y Santo Toribio de Mogrovejo por nombrar a los de mayor alcance universal. A ellos hay que sumar al franciscano misionero San Francisco Solano, los dominicos San Juan Macías y la Beata Ana de los Ángeles Monteagudo, así como al beato camilo Luis Tezza.

Son muchos los venerables y siervos de Dios que gozan del cariño y devoción privada de los fieles, entre quienes hay que recordar al jesuita Francisco del Castillo, la laica Melchora Saravia y la fundadora de las canonesas de la Cruz, Teresa de la Cruz Candamo, entre otros, un listado glorioso que incluyen a obispos, misioneros, madres de familia y humildes sastres.

San Martín de Porres





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