miércoles, 6 de noviembre de 2013

Dos breves biografias de San Martin de Porres


Breve Biografía de San Martín de Porras

Autor: Emilio Ulises Robles Hora

Basada en la obra: "San Martín de Porras" de José Antonio Del Busto Duthurburu.



Martín de Porras Velásquez, nació aproximadamente (no se sabe la fecha exacta, consignamos la que sugiere el historiador José Antonio Del Busto Duthurburu) el 11 de noviembre de 1,579, hijo del noble español (hidalgo e integrante de la Orden de Caballería de Alcántara) don Diego Juan de Porras, natural de Burgos (España) y de la negra libre, nacida en Panamá y afincada en Lima, doña Ana Velásquez. 

Don Juan de Porras, no tenía los medios suficientes como para poderse casar con alguien de su condición, por lo tanto se amancebó (convivió) con doña Ana y por el hecho de ser su conviviente de raza negra y no haberse casado, al principio no reconoció a su hijo. Posteriormente tuvo otra hija con doña Ana, a quien llamó Juana, dos años menor que Martín.

Al pasar el tiempo, cuando Martín tendría aproximadamente 7 años, él y su hermana menor fueron llevados a Guayaquil, donde su padre tenía parientes de mejor posición económica. Ellos recibieron a la hija, pero Martín tuvo que regresar a Lima (se dice que la recibieron a ella por ser mujer y además de tez clara).

Al regresar, su padre lo encargó al cuidado de doña Isabel García Michel, quien lo tuvo hasta que cumplió 15 años. En esa época desde los 8 años, ya se vislumbraba su vocación religiosa. Casi todas las noches le solicitaba a la señora que le daba alojamiento, una vela con candela. Intrigada de cuál era el objeto de esa solicitud, ella lo espió una noche y encontró a Martín de Porras, que había encendido el cirio delante de una imagen de Cristo Crucificado y que además estaba orando.

Para sustentarse en el futuro, de adolescente, practicó en un establecimiento con un boticario, quien le enseñó los secretos de la preparación de medicinas en base a hierbas y ungüentos. Posteriormente aprendió el oficio de barbero. En aquel tiempo los barberos hacían lo que ahora practican los para-médicos o enfermeros y hasta dentistas. Sacaba muelas, curaba heridas, quemaduras, hacía sangrías, etc.

Luego, pese a la oposición de su padre, se ofreció de donado (es decir, se donaba él al Convento de Santo Domingo) era una categoría inferior a la de hermano lego. De ahí hasta los 24 años, se dedicó a las tareas más humildes, fue encargado de la limpieza (por eso se le representa con la escoba) limpiaba las letrinas, lavaba la ropa de todos los hermanos y hacía toda clase de curaciones. Al cumplir la mencionada edad, profesó sus votos perpetuos de obediencia, pobreza y castidad.

Luego le encargaron, la enfermería y el guardarropa, además de sus obligaciones de tocar las campanas.

Martín de Porras pasaba en continua oración, que llegaba hasta el arrobamiento, de tal forma que muchas veces, habiendo temblores él permanecía impertérrito en un éxtasis notable. Asimismo, muchos de sus compañeros lo vieron elevarse del suelo mientras oraba o meditaba.

Esto es, levitaba, también atravesaba puertas y muros, apareciendo en un lugar sin habérsele franqueado la entrada, hecho al que se le conoce como sutilidad. También, se le vio al mismo tiempo que en Lima, en otros lugares del mundo como en Filipinas, China y Japón, fenómeno llamado bilocación. Además tenía el don de lenguas. Un día empezó a hablar en chino y gracias a un fraile que sabía el idioma, se dio cuenta que el hermano Martín, sin haberlo estudiado hablaba correctamente el idioma chino.

Curaba no sólo con las hierbas que él mismo cultivaba, sino también con la imposición de manos. Se dice que hasta resucitó a un fraile muerto. Era muy humilde, siempre con la mirada baja y sonriente a pesar de todos los insultos que le solían hacer por ser: un "perro mulato", como él mismo se calificaba, con cierto sentido del humor.

Solía decir: Yo te curo, Dios te sana, para amenguar la creencia sobre su santidad que ya era muy notoria. 

Curaba no sólo a los frailes del Convento, sino a toda clase de gente que acudía donde él para encontrar salud. A los esclavos negros, a los indios y hasta a los blancos de encumbrada posición. 

Martín de Porras usaba uniformes raídos aunque limpios, era vegetariano y frugal. Su alimentación era escasa porque prefería compartir con los pobres parte de su ración diaria. 

Al fallecer el 3 de Noviembre de 1,639 acudieron en forma masiva, gente de toda clase social y de todas las razas, incluyendo a las autoridades más importantes. Fue beatificado en 1,837 por el Papa Gregorio XVI y canonizado por Juan XXIII el 6 de mayo de 1,962. 


Celebraciones en Lima por la canonización de San Martín de Porres - 6 de mayo de 1962


San Martín de Porres 



San Martín de Porres, es un santo mulato que vivió en la época de la Colonia, se le atribuye milagros como la sanidad, la omnipresencia y la videncia.

San Martín de Porres nació en Lima el 09 de diciembre de 1579. Fue hijo de Juan de Porres, español miembro de la Orden de Alcántara y de Ana Velásquez, mujer nacida en Panamá y que residía en la ciudad de Lima.

Santo Toribio de Mogrovejo fue el guía espiritual de San Martín, con sus enseñanzas y orientación fue haciendo del muchacho humilde y seguidor de Dios. Desempeño actividades de barbero y aprendió algo de medicina. Sentía gran amor por los enfermos y los pobres, dedicaba su tiempo a los más necesitados pues en ellos veía el rostro del Señor.

Desde muy joven se sintió motivado a dedicar su vida a Dios y a sus semejantes, por lo que solicitó ser admitido como donado en el convento de los Dominicos que había en Lima. Los conocimientos que tenía en medicina contribuyeron con su servicio de enfermero, dándoles atención a las personas más necesitadas que encontraba en la calle. 

Después de largos y denodados esfuerzos, se le concedió el hábito de religioso en 1603. Otorgando votos de pobreza, obediencia y castidad. San Martín de Porres se sometía a severas penitencias y a intensas horas de oración, dormía y se alimentaba poco. 

Se le atribuyen al Santo Moreno muchos milagros, en muchas ocasiones sólo su presencia al lado del enfermo provocaba curaciones inmediatas. Hubo varios casos de personas desahuciadas que mejoraron categóricamente su salud. Martín les decía a los enfermos: "yo te curo, Dios te sana".


Se cree que lo vieron entrar y salir de lugares estando las puertas cerradas, además de poseer el don de la omnipresencia pues algunos lo vieron en lugares distintos como en Lima y México en un mismo tiempo. El mulato tenía gusto por el cultivo de plantas medicinales las mismas que servían para curar a los enfermos, además de cariño y atención por los animales que él consideraba como creación de Dios.

Los religiosos dominicos de aquella época son los que dan fe de sus milagros, así como también los enfermos que curó y los pobres que ayudó. También se le atribuye el don de la videncia, cuentan que su hermana Rosa sustrajo dinero de su esposo, y al encontrarse con San Martin de Porres este la resondró, pues ya sabía lo que su hermana había hecho.

La imagen de San Martin de Porres, con su escoba en la mano dando de comer, de un mismo plato, a perro, ratón y gato es admirada por la Lima de todas los tiempos. La vida de San Martín se resume en un puro sacrificio y amor a sus hermanos.

En 1639 a los 60 años de edad, San Martín de Porres estuvo gravemente enfermo y murió el 03 de noviembre de ese año. Todo Lima se entristeció incluso el virrey, quien muchas veces llamo al santo, perro mulato, fue a verlo en su lecho de muerte. 

San Martín de Porres, fue canonizado por el Papa Juan XXIII el 06 de Mayo de 1962, en un hecho que lo convirtió en el primer santo negro de América. Con su muerte, los feligreses arraigaron el sentimiento de fe y agradecimiento por sus milagros.

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