lunes, 16 de mayo de 2016

Doctrina Social de la Iglesia

 

DOCUMENTOS DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA


Las Encíclicas Sociales son los pronunciamientos oficiales del Papa sobre temas sociales dirigidos a los obispos, creyentes y a toda la humanidad. Conforman en su conjunto la doctrina social de la Iglesia Católica.

León XIII
- Rerum Novarum (1891)
 
Pío XI
- Quadragesimo Anno (1931)
- Divini Redemptoris
- Mit Brennender Sorge (1937)
 
Pío XII
- Radiomensaje "Solennitá", 50 años de la encíclica Rerum Novarum (1941)
- Radiomensaje de navidad (1942)
- Radiomensaje de navidad (1944)

Juan XXIII
- Mater et Magistra (1961)
- Pacem in Terris (1963)
- Concilio Vaticano II
- Gaudium et Spes (1965) 





 Pablo VI
- Populorum Progressio (1967)
- Humanae Vitae (1968)
- Octogesima adveniens (1971)

Juan Pablo II
- Laborem Exercens (1981)
- Sollicitudo Rei Socialis (1987)
- Centesimus Annus (1991)
- Veritatis splendor (1993)
- Evangelium Vitae (1995)
- Fides et Ratio (1998)

Benedicto XVI
- Deus Caritas Est (2005)
- Caritas in Veritate (2009)




CONTENIDO GENERALES DE LAS ENCICLICAS SOCIALES


A continuación presentamos en forma muy general el temario que cada una de las Encíclicas presenta, enfatizando aquello que será propio de cada una.

 
“RERUM NOVARUM”

León XIII, Mayo 15 de 1891. La Encíclica que defendió a los trabajadores.

El 15 de mayo de 1891, el Papa León XIII lanzaba una encíclica con el nombre de “Rerum Novarum”. Ante la terrible explotación laboral de los obreros, la Iglesia no podía quedarse parada. Su respuesta fue un documento en donde explicaba cómo estaba la situación obrera, y defendiendo la justicia y a los trabajadores. La solución que daba, pasaba por que el Estado, la Iglesia, el trabajador y el empresario tenían que trabajar juntos. “La Carta Magna del Trabajo” tuvo una gran influencia

Una encíclica es una carta que dirige el Papa a obispos o fieles en donde expone la doctrina de la Iglesia en puntos concretos. Y una de las más importantes de la Historia es la que comienza con las palabras Rerum Novarum, lanzada por el Papa León XIII el 15 de mayo de 1891. ¿Dónde reside su importancia?

Antes de nada, situémonos en la época. Estamos en plena Revolución Industrial, lo que supuso un cambio brutal en la sociedad, sobre todo para los trabajadores. La cuestión obrera fue un drama muy doloroso debido a que la tecnología relegó al trabajador a la categoría de máquina. El más fuerte ganaba, a costa siempre del débil. Al final la clase trabajadora sufrió una explotación muy grande y claro, terminó protestando y creando malestar social.
La Iglesia no podía hacer oídos sordos ante unos derechos humanos que estaban siendo pisoteados. Al principio, su postura ante este problema se limitó sobre todo a las ayudas caritativas. Pero el Papa León XIII decidió mojarse con la encíclica Rerum novarum. Ya no se trataba sólo de caridad, sino de justicia. “Es inhumano abusar de los hombres, como si fueran cosas, para sacar provecho de ellos”, dice.

Este texto describe en 42 puntos en qué condiciones vivían los sufridos trabajadores, defiende el derecho a la propiedad privada y rebate las, para ellos falsas, teorías del socialismo (recordemos: sólo existe la clase trabajadora, un gobierno basado en la igualdad absoluta...).

¿Cuál es el remedio que propone el Papa? Dice que la Iglesia, el Estado, el empresario y el trabajador tienen que trabajar juntos. La Iglesia debe interesarse por los aspectos religiosos y morales; el Estado tiene que intervenir para que haya Justicia; y los trabajadores y empresarios deben organizar asociaciones que les protejan (sindicatos). Y todo esto lo expone la Encíclica con mucho detalle. Han dicho que es el mejor documento escrito sobre el tema.

En el contexto del cambio social que trae consigo el paso de una sociedad artesanal a una sociedad industrial, la Encíclica fija su atención en el hombre, en su condición del “obrero” y todo lo que dice relación con él. Presenta las soluciones o “remedios” que ofrece el socialismo; los critica, y enseguida presenta las soluciones que ofrece la Iglesia, los llama “remedios divinos” (las orientaciones y doctrina católica) y los “remedios humanos” (algunas recomendaciones prácticas).
Hace un recorrido por los siguientes asuntos: Capital y Trabajo, la Justicia y la Caridad, la Tarea del Estado y de los Empresarios y las Asociaciones Obreras.

 
“QUADRAGESSIMO ANNO”

Pio XI, Mayo 15 de 1931, Sobre la restauración del orden social y su perfeccionamiento de conformidad con la ley evangelizadora.

La ocasión de la encíclica fue, como es sabido, el 40 aniversario de la Rerum novarum. En la magna recepción celebrada el día 15 de mayo de 1931 en el patio de San Dámaso, el Papa anunció al mundo la inmediata aparición de esta encíclica, que, en efecto, fue publicada el día 23.
Cuando se publicó la encíclica Quadragesimo anno se había producido un notable cambio en las circunstancias sociales y económicas respecto a las que regían cuando se publicó la encíclica Rerum novarum. Tres eran los principales datos de ese cambio:

a) El mal padecido por la sociedad en 1891 era la lucha de clases, entendida como "pugnatio classium" y no como mera "disceptatio classium", esto es, entendida como lucha vital, agonal, no como mera contienda de intereses. En 1931, la lucha de clases no ha desaparecido aún -como desaparecerá de hecho a fin de la guerra 1939-45-; pero el mal ya no radica en ella, sino que se centra en la progresiva desintegración de la sociedad, mal mucho más vasto que el que representaba aquella lucha.
b) El régimen económico de 1891 estaba presidido por un capitalismo liberal de pequeñas unidades económicas, respecto al cual era pensable que pudiera funcionar con arreglo al "modelo". El régimen económico de 1931 era el capitalismo de los grandes monopolios, que representaban ya una forma de socialización -por supuesto, no estatificación-, al menos en el terreno social.

c) El socialismo de 1891 era una cosa, y el de 1931 otra distinta. Aquél era, sin distinción y substancialmente, materialista y antirreligioso; si existía alguna otra forma de socialismo, apenas si tenía peso sensible ni era conocida como tal. En 1931, como advierte el propio Pontífice, si bien la esencia del socialismo sigue siendo materialista y arreligiosa, hay muchos que se llaman socialistas sólo por precisar un conjunto de medidas económicas contra las que nada tiene que oponer la Iglesia; o, si son discutibles, no son materialistas ni exigen una actitud arreligiosa en medida distinta que el capitalismo.

Esta diferenciación de circunstancias preside del desarrollo de la encíclica. La primera diferencia apuntada es aludida expresamente en el cambio de tema abordado por la encíclica; éste es la cuestión social, en tanto que en la encíclica Rerum novarum el objeto era la cuestión obrera.

La tercera diferenciación también es recogida expresamente en los párrafos que el Pontífice dedica a la evolución del socialismo. La segunda, no aludida de modo explícito, constituye, sin embargo, la trama misma de la encíclica.

A estas diferencias, producidas en las circunstancias exteriores, se une un cambio en el horizonte contemplado: la Rerum novarum contempla las relaciones patrono-obrero en el interior de cada empresa; la Quadragesimo anno considera ya la complejidad de la vida económica nacional, que condiciona, más o menos severamente, las libres decisiones de aquéllos; por eso, en lo que respecta a las posibles soluciones, la encíclica Quadragesimo anno ofrece una visión orgánica del orden económico-social, que falta en la Rerum Novarum, dedicada más bien a apuntar correcciones concretas de instituciones singulares. Algún autor autorizado -el P. Nell Breuning- enlaza el programa positivo de la encíclica con la doctrina del solidarismo cristiano del P. Pesch, elaborado de uno de los esquemas científicos más cumplidos dentro del catolicismo social.

Es una prolongación y profundización de los temas abordados en la “Rerum Novarum”. Aparecen algunas novedades, como por ejemplo, una crítica fundamentada al Capitalismo, la Propiedad Privada, el Salario Justo y un cuestionamiento a las diversas formas de socialismo que comienzan a aparecer. Se observa en ella una mayor elaboración de la doctrina social, gracias a que se afianza la sociedad industrial y aparecen con mayor claridad sus beneficios y sus desventajas, particularmente, para los proletarios.


"SOLENNITA DE PIO XII" (1939-1958)

EN PLENA II GUERRA MUNDIAL, El radio Mensaje del Papa ocurrió en pleno desarrollo de la 2ª guerra mundial, pues fue pronunciado el 1 de Junio de 1941, la guerra dio comienzo el año 1939 y terminó el 1945.

La guerra terminó con la victoria de los aliados y la derrota del Eje (1945), con la toma de Berlín, Alemania quedó arrollada. Las funestas consecuencias de la misma fueron de todo orden: Devastación, muertes, cerca de 55 millones de personas, perecieron por causa de la guerra, odios entre naciones, la crisis económica, y sobre todo la crisis moral

Pero la mayor degradación del colectivo humano se hizo patente, como un misterio de la iniquidad del corazón humano, en el Holocausto perpetrado por el nazismo: cerca de seis millones de judíos residentes en las naciones europeas fueron inmolados, después de múltiples humillaciones y torturas en los campos de exterminio nazis.

LA ACTUACIÓN DE PIO XII EN EL HOLOCAUSTO JUDIO. Su mensaje aparece en plena guerra mundial y por consiguiente cuando se está llevando a cabo el holocausto del pueblo judío por parte de la Alemania Nazi.

En septiembre de 1943, Pío XII ofreció bienes del Vaticano como rescate de judíos apresados por los nazis. La Iglesia, siguiendo instrucciones del Papa, escondió y alimentó a miles de judíos en la Ciudad del Vaticano y en Castelgandolfo, así como en templos y conventos.

CONTENIDO DEL RADIO MENSAJE.
  1. Motivo, finalidad y el momento en que el Papa dirige su mensaje.
  2. Reafirmar la enseñanza contenida en las dos encíclicas sobre la cuestión social de sus predecesores, el deber y el derecho de la Iglesia en intervenir en el llamado problema social dado que el mismo tiene un conjunto de aspectos morales que no son ajenos al fin de la Iglesia por ser ella la portadora de la revelación divina.
  3. Puntos a tratar: sobre los bienes materiales, sobre el trabajo y sobre la familia.
  4. Los bienes deben estar distribuidos de tal forma que lleguen a manos de todos y cada uno de los hombres, de acuerdo con los principios de la justicia y la caridad; derecho y la obligación del estado a la intervención y regulación de los deberes derechos de las personas, por último los bienes han sido creados por Dios para todos.
  5. El trabajo es un medio para entrar en la posesión y uso de los bienes materiales, la determinan los trabajadores y los empresarios.
  6. La intima relación que existe entre el derecho a la posesión y uso de los bienes y el derecho a la formación y conservación de la familia que es considerada como la base sobre la que se asienta la sociedad humana.
  7. Que los católicos desarrollen su obligación y derecho a intervenir en la construcción temporal y material de la sociedad humana


“PACEM IN TERRIS”

Juan XXIII, Abril 11 de 1963. Sobre la paz entre todos los pueblos que ha de fundarse en la verdad, la justicia, el amor y la libertad.

La paz en la tierra, suprema aspiración de toda la humanidad a través de la historia, es indudable que no puede establecerse ni consolidarse si no se respeta fielmente el orden establecido por Dios.

El progreso científico y los adelantos técnicos enseñan claramente que en los seres vivos y en las fuerzas de la naturaleza impera un orden maravilloso y que, al mismo tiempo, el hombre posee una intrínseca dignidad, por virtud de la cual puede descubrir ese orden y forjar los instrumentos adecuados para adueñarse de esas mismas fuerzas y ponerlas a su servicio.

Pero el progreso científico y los adelantos técnicos lo primero que demuestran es la grandeza infinita de Dios, creador del universo y del propio hombre. Dios hizo de la nada el universo, y en él derramó los tesoros de su sabiduría y de su bondad, por lo cual el salmista alaba a Dios en un pasaje con estas palabras: ¡Oh Yahvé, Señor nuestro, cuán admirable es tu nombre en toda la tierra!. Y en otro texto dice: ¡Cuántas son tus obras, oh Señor, cuán sabiamente ordenadas! De igual manera, Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, dotándole de inteligencia y libertad, y le constituyó señor del universo, como el mismo salmista declara con esta sentencia: Has hecho al hombre poco menor que los ángeles, 1e has coronado de gloria y de honor. Le diste el señorío sobre las obras de tus manos. Todo lo has puesto debajo de sus pies.

Podría decirse que esta Encíclica es nuestra Carta Fundamental de los Derechos Humanos y un Trato de Derecho Internacional, porque propone la ordenación de las relaciones civiles, la ordenación de las relaciones políticas, la ordenación de las relaciones internacionales y mundiales y fija algunos principios que orienten la participación de los cristianos en estos campos. Toda esta Carta Papal tiene su marco en la Paz y la Justicia en el mundo.

 
“POPULORUM PROGRESSIO”

Pablo VI, Marzo 26 de 1967. Sobre el desarrollo de los pueblos

El desarrollo de los pueblos -principalmente de los que ponen su empeño en liberarse del yugo del hambre, de la miseria, de las enfermedades endémicas, de la incultura; de los que ansían una participación más intensa en los frutos de la civilización, una más activa apreciación de sus humanas peculiaridades; y que, finalmente, se orientan con constante decisión hacia la meta de su pleno desarrollo-, este desarrollo de los pueblos -decimos- es observado con tanta atención como esperanza por la Iglesia misma.

Porque, en efecto, una vez terminado el Concilio Ecuménico Vaticano II, el renovar un concienzudo examen ha movido a la Iglesia a juzgar y valorar con más claridad lo que el Evangelio de Jesucristo demandaba, y creyó obligación suya el colaborar con todos los hombres para que éstos no sólo investigaran los problemas de esta gravísima cuestión, sino que se persuadieran de que, en esta hora decisiva en la historia de la humanidad, es necesaria urgentemente la acción solidaria de todos.

En continuidad con Juan XXIII, Pablo VI en esta Encíclica, ofrece una reflexión humanista de los diversos ámbitos que se relacionan con el Desarrollo del hombre y de los pueblos. El acuña algunas afirmaciones de gran profundidad y novedad: el Desarrollo autentico debe ser un “desarrollo integral del hombre”, la cooperación en el desarrollo entre los pueblos debe ser un “desarrollo solidario de la humanidad”, los bienes de la tierra deben tener un “destino universal”, la Propiedad Privada no debe ser un derecho incondicional y absoluto, el bien común exige a veces la expropiación, desarrollar los pueblos es desarrollar y capacitar a su gente, por último, critica asiduamente el consumismo (“lo superfluo”), los nacionalismos, el racismo y las diversas manifestaciones de imperialismo (económicos, culturales e ideológicos).

 
“OCTOGESSIMA ADVENIENS”

Pablo VI, Mayo 14 de1971. Sobre los nuevos problemas sociales

Carta Apostólica de sus Santidad el Papa Pablo VI al Señor Cardenal Mauricio Roy, Presidente del Consejo para los Seglares y de la Comisión Pontificia Justicia y Paz en ocasión del LXXX (80 años) Aniversario de la Encíclica Rerum Novarum

El LXXX aniversario de la publicación de la encíclica Rerum novarum , cuyo mensaje sigue inspirando la acción en favor de la justicia social, nos anima a continuar y ampliar las enseñanzas de nuestros predecesores para dar respuesta a las necesidades nuevas de un mundo en transformación. La Iglesia, en efecto, camina unida a la humanidad y se solidariza con su suerte en el seno de la historia. Anunciando la Buena Nueva de amor de Dios y de la salvación en Cristo a los hombres y mujeres, les ilumina en sus actividades a la luz del Evangelio y les ayuda de ese modo a corresponder al designio de amor de Dios y a realizar la plenitud de sus aspiraciones.

Los desafíos que enfrenta el cristiano en un mundo tan complejo, llevó al Papa Pablo VI a proponer algunas orientaciones que iluminen las diversas opciones del cristiano laico. Aparece en ella un listado de nuevos problemas en el mundo moderno: urbanización, la mujer, la discriminación, la emigración, la cesantía, el medio ambiente; una visión acerca de las diversas corrientes ideológicas (socialismo, liberalismo, seguridad nacional), el cristiano ante los nuevos problemas. Es esta Carta Apostólica un buen tratado y guía para la acción político-social del cristiano.

 
“LABOREM EXERCENS”

Juan Pablo II, Septiembre 14 de 1981. Sobre el trabajo Humano. En el 90 aniversario de la Rerum Novarum

La presente encíclica trata la concepción del hombre y del trabajo. El enfoque general responde a un análisis de la época moderna, misma en la que se han desarrollado con enorme profusión ensayos de carácter económico, social, histórico, teológico, antropológico, etc...., sobre el trabajo humano, sobrepasándose en muchas ocasiones, el concepto exacto del trabajo.

Con la Laboren Exercens la Iglesia va más al fondo, llega al corazón del concepto mismo del trabajo humano. En lugar de trazar un modelo ideal, Juan Pablo II ayuda a comprender lo que ha acontecido y sigue aconteciendo en la historia, de qué modo puede el hombre transformarse con su trabajo, hacerse más hombre”.

En este sentido, esta encíclica es un intento bastante acabado de ir al fondo de lo que es el trabajo, y de su importancia para el ser humano. Desarrolla la significación que tiene el trabajo como fuente de realización de la exigencia de felicidad que todos los hombres son. Lo anterior, abre la posibilidad de una realización plena de la condición que todos los seres humanos viven: la de trabajadores.

“Juan Pablo II reconstruye las certezas metafísicas tradicionales de la fe a partir del hombre, a partir de una reflexión profunda sobre lo que es el hombre. De la experiencia de la vida del hombre remonta a su esencia y hace de la antropología introducción y preámbulo de la fe. En otras palabras, la filosofía del hombre viene a ser el verdadero acceso a la filosofía del ser. De esta filosofía del hombre forma parte de modo esencial la filosofía del trabajo humano, que concierne a los terrenos de la experiencia humana, anteriormente apropiados por la filosofía marxista de la praxis”. (Rocco Buttiglione).
La civilización occidental se ha preocupado sobre todo de desarrollar el lado objetivo del trabajo para someter a la naturaleza y liberar al hombre de condiciones de vidas de gran pobreza y miseria. Ha logrado de modo extraordinario acrecentar el control del hombre sobre la naturaleza. Sin embargo, el lado subjetivo del trabajo ha sido totalmente descuidado.

El hombre ha elegido las formas de su cooperación en el trabajo y, por ende, su organización social en total independencia de la exigencia de asegurar el justo desarrollo de la persona humana en su trabajo. El resultado es que hoy nos hallamos infinitamente más seguros que en el pasado frente a las amenazas que provienen de la naturaleza (carestía, sequía, inundación, etc.), pero mil veces más inseguros ante las amenazas que nos vienen de los demás hombres o que surgen de nuestra propia intimidad personal (crisis económica, guerras, alienación, neurosis de las grandes concentraciones urbanas...). De hecho, no noshemos parado a pensar y proyectar nuestro trabajo de suerte que nos haga plenamente hombres.
 
He ahí la reflexión de su SS. Juan Pablo II, quien nos dice en esta encíclica: "El trabajo humano es una clave, quizá la clave esencial de toda la cuestión social, si tratamos de verla verdaderamente desde el punto de vista del bien del hombre”.

Como ninguna otra Encíclica, esta centra su reflexión en un tema definido, único y concreto: el Trabajo. Es de los temas más recurrente en la doctrina social de la Iglesia. Sus temas son: el Trabajo y el Hombre (sujeto y técnica), los conflictos sobre el Trabajo y Capital (visión crítica de las ideologías, al respecto), los derechos de los hombres del trabajo (obreros y empresarios), para terminar con la “Espiritualidad del Trabajo”. Hay que hacer notar que Juan Pablo II es el primer Papa que en sus encíclicas sociales dedica una reflexión especial de carácter teológico-espiritual acerca de los temas sociales. Esta Encíclica ofrece un tratado acerca del Trabajo, como síntesis de todo lo dicho anteriormente, en las diversos pronunciamientos pontificios.

 
“SOLICITUDO REI SOCIALIS”

Juan Pablo II, Diciembre 30 de 1987. Sobre la preocupación social de la Iglesia.

La preocupación social de la Iglesia, orientada al desarrollo auténtico del hombre y de la sociedad, que respete y promueva en toda su dimensión la persona humana, se ha expresado siempre de modo muy diverso. Uno de los medios destacados de intervención ha sido, en los últimos tiempos, el Magisterio de los Romanos Pontífices, que, a partir de la Encíclica Rerum Novarum de León XIII como punto de referencia, 1ha tratado frecuentemente la cuestión, haciendo coincidir a veces las fechas de publicación de los diversos documentos sociales con los aniversarios de aquel primer documento.

Los Sumos Pontífices no han dejado de iluminar con tales intervenciones aspectos también nuevos de la doctrina social de la Iglesia.

Esta Encíclica es un homenaje y una evaluación de la “Populorum Progressio”. Juan Pablo II hace una evaluación más bien crítica, indicando un cierto retroceso, respecto de las esperanzas y expectativa que tuvo Pablo VI del proceso de desarrollo en el que el mundo de entonces se movía. 
Hoy se han intensificado los problemas y se han agudizado las distancias y separaciones entre los pueblos e, incluso, al interior de los mismos países ricos. Retoma la idea de “desarrollo integral” para resaltar nuevos aspectos, como por ejemplo, decir que el desarrollo junto con tocar todos los aspectos del hombre, debería también afianzar al hombre en su dominio de lo creado y manejar los bienes con “vocación de inmortalidad”. Como en su anterior documento social, este Papa dedica un apartado que titula “una lectura teológica de los problemas modernos” en el que denuncia la existencia en el mundo las “estructuras sociales de pecado”, que se debe superar, sin eludir su complejidad “ni por pereza, miedo y encubrimiento, por complicidad solapada o por indiferencia,(tampoco) por la presunta imposibilidad de cambiar el mundo (o por) eludir la fatiga y el sacrificio, alegando supuestas razones de orden superior” (RP 16, SRS).

 
“CENTESIMUS ANNUS”

Juan Pablo II, Mayo 01 de 1991. Sobre la cuestión social en el Centenario de la Rerum Novarum.

La presente encíclica se sitúa en el marco de estas celebraciones para dar gracias a Dios, del cual «desciende todo don excelente y toda donación perfecta» ( St 1, 17), porque se ha valido de un documento, emanado hace ahora cien años por la Sede de Pedro, el cual había de dar tantos beneficios a la Iglesia y al mundo y difundir tanta luz. La conmemoración que aquí se hace se refiere a la encíclica leoniana y también a las encíclicas y demás escritos de mis predecesores, que han contribuido a hacerla actual y operante en el tiempo, constituyendo así la que iba a ser llamada «doctrina social», «enseñanza social» o también «magisterio social» de la Iglesia.

A la validez de tal enseñanza se refieren ya dos encíclicas que he publicado en los años de mi pontificado: la Laborem exercens sobre el trabajo humano, y la Sollicitudo rei socialis sobre los problemas actuales del desarrollo de los hombres y de los pueblos.
 
Este documento pontificio es también, un homenaje y una evaluación opuesta al día de la Encíclica “Rerum Novarum”. Dedica una especial preocupación a la caída de los regímenes opresores de corte comunista y a la crisis económica y moral que trae consigo el “capitalismo salvaje” y sus correspondientes ideologías. Vuelve a retomar el tema de la Propiedad Privada en función al bien universal de los bienes, habla de una nueva propiedad privada: El conocimiento, la técnica y el saber; y de un nuevo capital, el hombre. Una fuerte crítica al comunismo y la preocupación por la ecología. Promueve una nueva concepción de Cultura: de las naciones, del trabajo, de la solidaridad, de la vida, en contraposición a la cultura que engendra los sistemas ideológicos comunistas, capitalistas y nacionalistas. Finalmente la tarea subsidiaria del Estado de cara a una preocupación por el bien común y particularmente por los pobres.






¿Que es la D.S.I.?




La Doctrina Social de la Iglesia se inicia con la Enciclica del Papa Leon XIII, llamado RERUM NOVARUM .




 

   


Documento

Papa

Contexto

Contenido
RERUM NOVARUM
(Las cosas nuevas)
León XIII
1891
Revolución industrial, capitalismo liberal, condiciones inhumanas e injustas de trabajo.
Enumera errores que llevaron a miseria al proletariado (obreros). Habla del derecho de los obreros a asociarse (sindicalizarse). Insiste en el deber del Estado de intervenir en defensa de los más débiles.
QUADRAGESSIMO ANNO
(A los 40 años)
Pío XI
1931
Crisis económica mundial; monopolios, marxismo como sistema; regímenes totalitarios.
Restauración del orden social fundamentado en los valores éticos. Solidaridad y cooperación: principio de subsidiaridad.
RADIOMENSAJES
Pío XII
1949-1958
Segunda Guerra Mundial. Avance del comunismo. Guerra fría. Grandes avances tecnológicos.
Función social de propiedad privada (destino universal de los bienes). Peligros de la tecnología (tecnicismo). Función del Estado. Estado de derecho. Colaboración internacional.
MATER ET MAGISTRA
(Madre y Maestra)
Juan XXIII
1961
Economía interdependiente. Brecha entre países por su economía y por su ideología.
Dimensión planetaria del problema social. Denuncia el problema del subdesarrollo y de la superpoblación.
PACEM IN TERRIS
(Paz en la tierra)
Juan XXIII
1963
Crisis de misiles en Cuba con peligro de guerra nuclear.
Paz fundada en el respeto de los DD.HH. Insiste en la misión de la Iglesia: servir al hombre.
GAUDIUM ET SPES
(Gozo y esperanza)
Concilio Vaticano II
1965
El mundo esperaba un mensaje nuevo de la Iglesia
Problemática del hombre hoy. Hacia la búsqueda de un nuevo desarrollo.
POPULORUM PROGRESSIO
(El progreso de los pueblos)
Pablo VI
1967
La tecnología amenaza al hombre. Marginación del Tercer Mundo. Aumento demográfico.
Desarrollo integral del hombre. Desarrollo solidario de la humanidad.
OCTOGESIMA ADVENIENS
(A los 80 años)
Pablo VI
1971
Sociedad post-industrial (mundo occidental).
Renuncia al modelo socio-económico único. Propone aplicación de D.S.I. Ofrece criterios para interpretar el marxismo. Introduce reflexión social de la Iglesia frente al problema ecológico.
LABOREM EXERCENS
(Sobre el trabajo)
Juan Pablo II
1981
Crisis de la economía mundial. Alza de precios del petróleo. Crece malestar en el Tercer Mundo. Modelos desgastados.
El trabajo es la clave central del problema social. Pone al hombre por encima del capital. Distribución más equitativa de la riqueza.
SOLICITUDO REI SOCIALIS
(Preocupación por los problemas sociales)
Juan Pablo II
1987
Diferencia entre Norte y Sur. Oposición entre bloques oriental y occidental. Carrera armamentista. Obstaculización política frente a solidaridad y cooperación entre naciones.
Pone al día la visión de la Populorum Progressio. Situación dramática del mundo contemporáneo. Sentido de las condiciones y exigencias de un desarrollo digno del hombre y de todo hombre.
CENTESIMUS ANNUS
(100 años después)
Juan Pablo II
1991
Nueva concepción del Estado y de la autoridad. El trabajo como mercancía sometida a la ley de oferta y demanda (capitalismo). División de la sociedad: ricos y pobres. Conflicto ideológico entre capitalismo liberal y socialismo. Conflicto entre capital y trabajo. Ateísmo.
El error del socialismo es de carácter antropológico. Propiedad privada y el destino universal de los bienes (Empresa, sindicato y deuda externa). Fenómeno del consumismo. Fenómeno de la cuestión ecológica y de la alienación. El hombre es el camino de la Iglesia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario