Laudato si mi Signore
Alabado seas mi Señor
Capitulo Primero
Lo que está pasando en nuestra casa
El primer capítulo de la Encíclica hace referencia a los más recientes informes científicos sobre el ambiente, para escuchar el grito de la creación y el grito de los pobres, no es un mirada científica que recoge información, se trata de: “tomar dolorosa conciencia, atrevernos a convertir en sufrimiento personal lo que le pasa al mundo, y así reconocer cual es la contribución que cada uno puede aportar” (19)
I. Contaminación y cambio climático
Las diversas formas de contaminación del aire, la tierra y el agua afectan diariamente a las personas, causando graves efectos en la salud. “La tecnología que, ligada a las finanzas, que se presenta como la única solución de los problemas, suele ser incapaz de ver el misterio de las múltiples relacione que existen entre las cosas” (20))
“La tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería” (21) estos problemas están ligados a la cultura de descarte, que afecta a los pobres y las cosas convirtiéndolas en basura. (22)
El cambio climático es un grave y urgente problema global “que plantea uno de los principales desafíos actuales para la humanidad” (25) en especial para los pobres que ya lo están sufriendo, “es trágico el aumento de los migrantes huyendo de la miseria empeorada por la degradación ambiental”, (25) “Lamentablemente hay un general indiferencia frente a estas tragedias… La falta de reacciones ante estos dramas de nuestros hermanos y hermanas es un signo de la perdida de aquel sentido de responsabilidad por nuestros semejantes sobre el cual se funda toda sociedad civil”. (25)
El clima es un bien común, de todos y para todos. A nivel global, es un sistema complejo relacionada con muchas condiciones esenciales para la vida humana. Hay un consenso científicos muy consistente que indica que nos encontramos ante un preocupante calentamiento del sistema climático”. (23) Todo esto producido por la concentración de los gases de efecto invernadero emitidos por la actividad humana.
“Esto se ve potenciado especialmente por el patrón de desarrollo basado en el uso intensivo de combustibles fósiles, que hace al corazón del sistema energético mundial. (23)
II. La cuestión del agua
“El agua potable y limpia representa un cuestión de primera importancia, porque es indispensable para la vida humana y para sustentar los ecosistemas terrestre y acuáticos. (27)
Un problema particularmente serio es el de la calidad del agua disponible para los pobres, que provoca muchas muertes todos los días. (29)
En realidad es acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos. Este mundo tiente una grave deuda social con los pobres que no tiene acceso al agua potable, porque eso es negarles el derecho a la vida radicado en su dignidad inalienable. (30)
III. Perdida de la biodiversidad
No podemos ver a “las distintas especies solo como eventuales “recursos “explotables, olvidando que tienen un valor en sí mismas. Cada año desaparecen miles de especies vegetales y animales que ya no podremos conocer, que nuestros hijos y no podrán ver, perdidas para siempre. La inmensa mayoría se extinguen por razones que tiene que ver con alguna acción humana. Por nuestra causa, miles de especies y no darán gloria a Dios con su existencia ni podrán comunicarnos su propio mensaje. No tenemos derecho. (33)
IV. Deterioro de la calidad de la vida humana y degradación social
No es propio de habitantes de este planeta vivir cada vez más inundados de cemento, asfalto, vidrio y metales, privados del contacto físico con la naturaleza· (44)
Entre los componentes sociales del cambio global incluyen: efectos laborales de algunas innovaciones tecnológicas, la exclusión social, la inequidad en la disponibilidad y el consumo de energía y de otros servicios, la fragmentación social, el crecimiento de la violencia y el surgimientos de nuevas formas de agresividad social, el narcotráfico y el consumo creciente de drogas entre los más jóvenes, la perdida de identidad. Son signos, entre otros, que muestran que el crecimiento de los últimos dos siglos no ha significado en todos su aspectos un verdadero progreso integral y un mejora de la calidad de vida. Algunos de estos signos son al mismo tiempo síntomas de una verdadera degradación social, de una silenciosa ruptura de los lazos de integración y de comunión social. (46)
V. Inequidad planetaria
El ambiente humano y el natural se degradan juntos, pues están interconectados, y afectan de manera especial a los más débiles del planeta.
“Pero hoy no podemos dejar de reconocer que un verdadero planteo ecológico se convierte siembre en un planteo social, que debe integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanteo el clamor de la tierra como el clamor de los pobres” (49)
“La inequidad no afecta solo a individuos, sino a países enteros, y obliga a pensar en un ética de las relaciones internacionales. Porque hay un verdadera “deuda ecológica”, particularmente entre el Norte y el Sur, relacionada con desequilibrios comerciales con consecuencia en el ámbito ecológico, así como con el uso desproporcionada de los recursos naturales llevada a cabo históricamente por algunos países” (51)
Necesitamos fortalecer la conciencia de que somos una sola familia humana. No hay fronteras ni barreras políticas o sociales que nos permitan aislarnos, y por eso mismo tampoco hay espacios para la globalización de la indiferencia. (52)
VI. Debilidad de reacciones
“Estas situaciones provocan el gemido de la hermana tierra, que se une al gemido de los abandonados del mundo, con un clamor que no reclama otro rumbo. Nunca hemos maltratado y lastimado nuestra casa común como en los últimos dos siglos. Pero estamos llamado a ser los instrumentos del Padre Dios para que nuestro planeta sea lo que él soñó al crearlo y responda a su proyecto de paz, belleza y plenitud”. (53)
“Mientras tanto, los poderes económicos continúan justificando el actual sistema mundial, donde priman un especulación y una búsqueda de la renta financiera que tienden a ignorar todos contexto y los efectos sobre la dignidad humana y el medio ambiente. Así se manifiesta que la degradación ambiental y la degradación humana y ética están íntimamente unidas“… por eso hoy “cualquier cosa que se frágil, como el medio ambiente, queda indefensa antes los intereses del mercado divinizado, convertidos en regla absoluta”. (56)
VII. Diversidad de opiniones
Hay que reconocer que existen diversas opiniones sobre estos problemas y sus soluciones, la Iglesia cree que se debe promover un debate amplio pues la realidad lo exige. Desde nuestra fe podemos decir que: “La esperanza nos invita a reconocer que siempre hay un salida, que siempre podemos reorientar el rumbo, que siempre podemos hacer algo para resolver los problemas. Sin embargo, parecen advertirse síntomas de un punto de quiebre ,a causa de la gran velocidad de los cambios y de la degradación, que se manifiestan tanto en catástrofes naturales regionales como en crisis sociales o incluso financieras, dado que los problemas del mundo no pueden analizarse ni explicarse de forma aislada. Hay regiones que ya están especialmente en riesgo y, más allá de cualquier predicción catastróficas, lo cierto es que el actual sistema mundial es insostenibles desde diversos puntos de vista, porque hemos dejado de pensar en los fines de la acción humana: “si la mirada recorre las regiones de nuestro plantea, enseguida nos damos cuenta de que la humanidad ha defraudado las expectativas divinas”. (61)
Preguntas para compartir
- De todo lo señalado por el Papa, ¿Cuáles crees que son los problemas más fuertes en tu comunidad?
- ¿Cómo siente la gente lo que estamos viviendo?
- ¿Por qué el deterioro del planeta y de la vida han van juntos?
- ¿Qué estamos haciendo frente a estos problemas?
El Evangelio de la Creación
Las religiones pueden ofrecer una gran riqueza para una ecología integral y para un pleno desarrollo de nuestra humanidad. La ciencia y la religión aportan par un dialogo necesario. En este capítulo el Papa Francisco nos presenta textos bíblicos que muestra la gran responsabilidad que tenemos de cuidar la creación, pues Dios es su único dueño, así mismo reflexiona sobra la interconexión de todos los seres vivos . Toda la creación da gloria a Dios, hasta las más insignificantes criaturas dan gloria a su Nombre. “la naturaleza es un bien común, patrimonio de la humanidad y responsabilidad de todos.” (95)
I. La luz que ofrece la fe
Para la biblia, el Dios que nos libera y salva es el mismo Dios creador, la tierra es de Dios. El Papa quiere mostrarnos que: “las convicciones de la fe ofrecen a los cristianos, y en parte también a otros creyentes, grandes motivaciones para el cuidado de la naturaleza y de los hermanos y hermanas más frágiles. Si el solo hecho de ser humanos mueve a las personas a cuidar el ambiente del cual forman parte, “los cristianos, en particular, descubren que su cometidos dentro de la creación, así como sus deberes con la naturaleza y el Creador, forman parte de su fe”.
Los relatos de la creación sugieren que la existencia humana se basa en 3 relaciones; con Dios, con los hermanos y con la naturaleza, esas relaciones se han roto por el pecado, que afecta esta triple relación de armonía. La tierra nos precede y nos ha sido dada para cuidarla y protegerla, no para abusar de ella, muchas veces esto ha sido mal interpretado como dominación, esto debe rechazarse, pue el mandato de dominar la tierra no nos da domino absoluto sobre las demás criaturas: (67)
II. La sabiduría de los relatos bíblicos
Desde los relatos del Génesis, descubrimos que toda la obra de Dios es muy buena, que el ser humano es credo a su imagen y semejanza y eso le otorga un inmensa dignidad. La Biblia no da lugar a un antropocentrismo despótico que se desentiende de las demás criaturas, (68) más bien nos dice que cuando las relaciones son descuidadas y la justicia no habita en latiera, toda la vida está en peligro. (70)
Todos los seres vivos dan gloria de Dios, “por su simple existencia lo bendicen y le dan gloria” (69) todo lo credo procede del amor sin límites de Dios, incluso la legislación hebrea disponía el cuidado de animales y de la tierra con instituciones como el año sabático y el año jubilar.
III. El misterio del Universo
La creación de Dios es del orden del amor, donde cada criatura tiente un valor y significado.
“Cada criatura es objeto de la ternura del Padre, que le da un lugar en el mudo. Hasta la vida efímera del ser más insignificante es objeto de su amor y, en esos pocos segundos de existencia Él lo rodea con su cariño”.
El ser humano posee una singularidad que trasciende el ámbito de lo físico y biológico, es un tu frente al Tu divino siempre un sujetos, y nuco un objeto.
Pero sería equivocado pensar que los demás seres vivos son solo objetos sometidos a la arbitraria dominación humana (81), todo el universo marcha hacia la plenitud de Dios en Cristo.
IV. El mensaje de cada criatura en la armonía de todos lo creado
Todo el universo material es un lenguaje del amor de Dios, de su desmesurado cariño hacia nosotros. El suelo, el agua, las montañas, todo es caricia de Dios. (84)
“Desde los panoramas más amplios a la forma de vida más ínfima, la naturaleza es un continuo manantial de maravilla y de temor. Ella es, además, un continua revelación de lo divino”. “Percibir a cada criatura cantando el himno de su existencia es vivir gozosamente en el amor de Dios y en la e3speranza. Esta contemplación de lo creado nos permite descubrir a través de cada cosa alguna enseñanza que Dios nos quiere transmitir, “para el creyente contemplar lo creado es escuchar un mensaje, oír una voz paradójica y silenciosa” (85)
V. Una comunicación universal
Todos los seres creados formamos una familia universal. Estos no significan igualar a todos los seres vivos y quitarle al ser humano ese valor peculiar que implica al mismo tiempo una tremenda responsabilidad. Tampoco supone una divinización de la tierra que nos privaría del llamado a colaborar con ella y proteger su fragilidad. Estas concepciones terminaran creando nuevos desequilibrios por escapar de la realidad que nos interpreta. Es verdad que debe preocuparnos que otros seres vivos sean tratados irresponsablemente. Pero especialmente deberían exasperarnos las enormes inequidades que existen entre nosotros, porque seguimos tolerando que unos se consideren más dignos que otros. Dejamos de advertir que algunos se arrastran en una degradante miseria, sin posibilidades reales de superación, mientras otros ni siquiera saben qué hacer con lo que poseen, ostenta vanidosamente un supuesta superioridad y dejan tras de sí un nivel de desperdicio que sería imposible de generalizar sin destrozar el planeta. (90)
VI. El destino común de los bienes
Dios creo el mundo para todos sus habitantes, sin excluir a nadie ni privilegiar a ninguno”
Por consiguiente, todo planteos ecológico debe incorporar un perspectiva social que tenga en cuenta los derechos fundamentales de los más postergados. El principio de la subordinación de la propiedad privada al destino universal de los bienes y, por tanto, el derecho universal a su uso es un regla de oro” del comportamiento social y el “primer principio de todo el ordenamiento éticos-social” (93). El medio ambiente es un bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad y responsabilidad de todos. Quien se apropia de algo es solo para administrarlo en bien de todos. Si no lo hacemos, cargamos sobre la conciencia el peso de negar la existencia de los otros. Por eso, los Obispo de Nueva Zelanda se preguntaron qué significa el mandamientos “no mataras” cuando “un veinte por ciento de la población mundial consume recursos en tal medida que roba a las naciones pobres y a las futuras generaciones lo que necesita para sobrevivir” (95)
VII. La mirada de Jesús
El capítulo termina con el corazón de la revelación cristiana: Jesús, caminado entre nosotros y resucitado en la gloria de Dios Padres, los cristianos creemos que el destino de toda la creación pasa por el misterio de Cristo, que está presente desde el origen de toda las cosas: “ Todo fue creado por él y para él” (Col 1, 16) (99) y su amorosa relación con el mundo, como nos enseñaba la ternura y la misericordia con ellas, como cuando dice: ¿No se vende cinco pajarillos por dos monedas? pues bien , ninguno de ellos esa olvidado ante Dios” (Lc 12, 6) o “Mirad a las aves del ciemo, que no siembran ni cosecha, y no tiene graneros. Por el Padre celestial las alimenta “ (Mt 6, 26). (96)
Preguntas para compartir
- ¿Cuáles te parecen las ideas centrales de este capítulo? ¿Podría compartirlas por favor?
- ¿Por qué el Papa dice que la creación de Dios es del orden del amor, como podrías explicarlo?
- ¿Porque es tan importante el principio del bien común?
Capítulo Tercero
Raíz humana de la crisis ecológica
Este capitulo va analizar la situación actual del planeta, no solo los síntomas, sino sus causas profundas en dialogo con la filosofía y las ciencias humanas. El Papa habla del paradigma tecnocrático y del lugar del ser humano y de su acción en el mundo.
“Hay un modo de entender la vida y la acción humana que se ha desviado y que contradice la realidad hasta dañarla”. (101)
I. La tecnología : creatividad y poder
El capítulo afirma que vivimos en la era del “poderío tecnológico que nos pone en un encrucijada” (102). Es justo alégranos y estar agradecidos por las grandes contribuciones de la tecnología para mejorar las condiciones de vida, sin embargo este poderío, ha dado una increíble capacidad de dominio sobre el mundo entero. “Nunca humanidad tuvo tanto poder sobre sí misma y nada garantiza que vaya a utilizarlo bien, … Basta recordar las bombas atómica lanzadas en pleno siglo XX, .. Sin olvidar que hoy la guerra posee un instrumental cada vez más mortífero.
¿En mano de quienes está y puede llegar a estar tanto poder? Es tremendamente riesgoso que resida en un pequeña parte de la humanidad”. (104)
El hecho de que “el hombre moderno no está preparado para utilizar el poder con acierto,” porque el inmenso crecimiento tecnológico no estuvo acompañado de un desarrollo del ser humano en responsabilidad , valores, conciencia… por eso es posible que hoy la humanidad no advierta la seriedad de los desafíos que se presentan “ (105)
II. Globalización del paradigma tecnocrático
El problema fundamental es más profundo, pues “ahora lo que interesa es extraer todo lo posible de las cosas por la imposición de la mano humana, que tiende a ignorar u olvidar la realidad misma de los que tiene delante. De aquí se pasa fácilmente a la idea de un crecimiento infinito o ilimitado, que ha entusiasmado tanto a economistas, financistas y tecnólogos. Supone la mentira de la disponibilidad infinita de los bienes del planeta, que lleva a “estrujarlo “ hasta el imite y más allá del límite.
El paradigma tecnocrático también tiende a ejercer su domino sobre la economía y la política. La economía asume todo desarrollo tecnológico en función de la ganancia, sin prestar atención a eventuales consecuencias negativas para el ser humano.
Se sostiene que la economía actual y la tecnología resolverán todos los problemas ambientales , del mismo modo que se afirma , que los problemas del hambre y la miseria en el mundo simplemente se resolverán con el crecimientos del mercado. No parece preocuparles un justa dimisión de la producción, una mejor distribución de la riqueza , un cuidado responsable del ambiente o los derechos de las generaciones futuras. Pero el mercado por sí mismo no garantiza el desarrollo humano integral y la inclusión social. Mientras tanto, tenemos un “súper –desarrollo derrochador y consumista, que contrasta de modo inaceptable con situaciones persistentes de miseria deshumanizadora” No se termina de advertir cuales son las raíces más profundas de los actuales desajustes, que tiene que ver con la orientación, los fines, el sentido y el contexto social del crecimiento tecnológico y económico.
Lo que está ocurriendo nos pone ante la urgencia de avanzar en una valiente revolución cultural. La ciencia y la tecnología no son neutrales, sino que pueden implicar desde el comienzo hasta el final de un proceso diversas intenciones o posibilidades, y pueden configurarse de distintas maneras. (109)
III. Crisis y consecuencia del antropocentrismo moderno.
La modernidad ha estado marcada por un excesivo antropocentrismo. Se trasmitió muchas veces un sueño de dominio sobre el mundo que provoco la impresión de que el cuidado de la naturaleza es cosa de débiles. La forma correcta de interpretar la idea del ser humano como “señor” del universo consiste en entenderlo como administrador responsable. (116)
La consecuencia de esto es la cultura del descarte, donde no se es capaz de escuchar el grito de los pobres y el grito de la tierra, sin darse cuenta que todo está interconectado.
La crítica al antropocentrismo desviado tampoco debería colocar en un segundo plano el valor de las relaciones entre las personas.
Si la crisis ecológica es un manifestación externa de la crisis ética, cultural y espiritual de la modernidad, no podemos pretender sanar nuestra relación con la naturaleza y el ambiente sin sanar todas las relaciones básicas del ser humano. (119)
Está pendiente el desarrollo de una nueva síntesis que supere falsas dialécticas de los últimos siglos. El mismo cristianismo manteniéndose fiel a su identidad y al tesoro de veda que recibió de Jesucristo, siempre se repiensa en el dialogo con las nuevas situaciones históricas , dejando brotar así se eterna novedad (121)
Este antropocentrismo ha dado lugar a un estilo de vida desviado donde se trata al otro como objeto , donde se cree que la ciegas fuerzas del mercado resolverán los problemas de la economía. (122)
La cultura del relativismo es la misma patología que empuja a una persona a aprovecharse de otra y a tratarla como meo objeto, obligándola a trabajos forzados, o convirtiéndola en esclava a cars de una deuda. Es la misma lógica que lleva a la explotación sexual delos niños , o la abandono de los ancianos que no sirven para los propis intereses. Es también la lógica interna de que dice: “ dejemos que las fuerzas invisibles del mercado regulen la economía, porque sus impactos sobre la sociedad y sobre la naturaleza son daños inevitables”. Si no hay verdades objetivas ni principios sólidos, fuera de la satisfacción de propios proyectos y de las necesidades inmediatas, ¿Qué límites pueden tener la trata de seres humanos , la criminalidad organizada, el narcotráfico, el comercio de diamantes ensangrentados y de pieles de animales en vía de extinción? ¿No es la misma lógica relativista que justifica la compra de órganos a los pobres con el fin de venderlos o de utilizar los para experimentación, o el descarte de niños porque no responde al deseo de sus padres? Es la misma lógica del “usa y tira”, que genera tantos residuos solo por el deseo desordenado de consumir más de lo que realmente se necesita. Entonces no podemos pensar que los proyectos políticos o la fuerza de la ley serán suficientes para evitar los comportamientos que afectan al ambiente, porque , cuando es la cultura la que se corrompe y ya no se reconoce alguna verdad objetiva o unos principios universalmente válidos, las leyes solo se entenderán como imposiciones arbitrarias y como obstáculos a evitar. (123)
El segundo problema es la intervención humana en animales y plantas, con clara referencia a los organismos genéticamente modificados, en el número (135) dice que por lo cual su tratamientos exige una mirada integral de todos sus aspectos, y esto requeriría al menos un mayor esfuerzo para financiar diversas líneas de investigación libre e interdisciplinaria que puedan aportar nueva luz. Aunque en algunas regiones esto ha traído crecimientos económico y se han resuelto algunos problemas, todavía quedan dificultades que no deben subestimarse (134), comenzando por la concentración de tierras en pocas manos, el Papa piensa en los pequeños propietarios de tierras, en los trabajadores rurales, en la biodiversidad y en los ecosistemas que se afectan… “ es un cuestión ambiental de carácter complejo, por lo cual su tratamiento exige un mirada integral de todos sus aspectos, y esto requeriría al menos un mayor esfuerzo para financiar diversas líneas de investigación libre e interdisciplinaria que puedan aportar nueva luz”. (135)
Para terminar el capítulo nos recuerda la necesidad de coherencia, pues "es preocupante que cuando algunos movimientos ecologista defienden la integridad del ambiente, y con razón reclaman ciertos límites a la investigación científica, a veces no aplican estos mismos principios a la vida humana. Se suele justificar que se traspasen todos los límites cuando se experimenta con embriones humanos vivos . Se olvida que el valor inalienable de un ser humanos va más allá del grado de su desarrollos” (136)
Preguntas para compartir
- ¿Por qué el Papa habla que nunca el ser humano ha tenido tanto poder?
- ¿Cómo podemos entender el paradigma tecnocrático?
- ¿Por qué necesitamos una nueva síntesis cultural?
- ¿Qué características debe de tener esta nueva síntesis cultural , y cuales debe ser su valores centrales?
Capitulo Cuarto
Una ecología integral
Con el capítulo cuarto , llegamos al corazón de la Encíclica, el Papa nos propone como alternativa una ”ecología integral” como el nuevo modelo de justicia, “intentare llegar a las raíces de la actual situación, de manera que no miremos solo a los síntomas sino también las causas más profundas. Así podremos proponer un ecología que, entre sus distintas dimensiones, incorpore el lugar peculiar del ser humano en este mundo y sus relaciones con la realidad que lo rodea” (137)
I. Ecología ambiental, económica y social
Cuando se habla de “medio ambiente”, se indica particularmente una relación, la que existe entre la naturaleza y la sociedad que la habita. Esto nos impide entender la naturaleza como algo separado de nosotros o como un mero marco de nuestra vida. Estamos incluidos en ella, somos parte de ella y estamos interpenetrados. (139). Todos los campos de la vida están interconectados, si esto es así “también la salud de las instituciones de una sociedad tiene consecuencias en el ambiente y en la calidad de vida humana: “cualquier menoscabo de la solidaridad y del civismo produce daños ambientales”. En este sentido, la ecología social es necesariamente institucional, y alcanza progresivamente las distintas dimensiones que van desde el grupo social primario, la familia, pasando por la comunidad local y la nación, hasta la vida internacional” (142). Cualquier análisis ambiental supone tener en cuenta todas las relaciones que existen. No enfrentamos dos crisis por separado una ambiental y otra social, es una sola crisis compleja ambiental y social.
II. Ecología cultural
La cultura es parte de la identidad de una persona. Hace falta incorporar la historia, la cultura y la arquitectura de un lugar, manteniendo su identidad original. Por eso, la ecología también supone el cuidado de las riquezas culturales de la humanidad en su sentido más amplio. De manera más directa, reclama presar atención a las culturas locales al a hora de analizar cuestiones relacionadas con el medio ambiente, poniendo e n dialogo el lenguaje científico-técnico con el lenguaje popular. (143) La visión consumista del ser humano, alentada por los engranajes de la actual economía globalizada, tiende a homogeneizar las culturas y a debilitar la inmensa variedad cultural, que es un tesoro de la humanidad. Hace falta incorporar la perspectiva de los derecho de los pueblos y las culturas, y así entender que el desarrollo de los derechos de los pueblos y las culturas, y así entender que el desarrollo de un grupos social supone un proceso histórico dentro de un contexto cultural y requiere del continuado protagonismo de los actores sociales locales desde su propia cultura. (144)
La desaparición de una cultura puede ser tanto o más grave que la desaparición de una especie animal o vegetal. La imposición de un estilo hegemónico de vida ligado a un modo de producción puede ser tan dañina como la alteración de los ecosistemas. (145)
En este sentido, es indispensable prestar especial atención a las comunidades aborígenes con sus tradiciones culturales. No son una simple minoría entre otras, sino que deben convertirse en los principales interlocutores, sobre todo a la hora de avanzar en grandes proyectos que afectes a sus espacios. Para ello, la tierra no es un bien económico, sino don de Dios y de los antepasados que descansan en ella, un espacio sagrado con el cual necesitan interactuar para sostener su identidad y sus valores. Cuando permanecen en sus territorios, son precisamente ellos quienes mejor los cuidan. Sin embargo, en diversas partes del mundo, son objeto de presiones para que abandonen sus tierras a fin de dejarlas libres para proyectos extractivos y agropecuarios que no prestan atención a la degradación de la naturaleza y de la cultura. (146)
III. Ecología de la vida cotidiana
Para que pueda hablarse de un auténtico desarrollo, habrá que asegurar que se produzca una mejora integral en la calidad de vida humana, y esto implica analizar el espacio donde transcurre la existencia de las personas (147). La sensación de asfixia producida por la aglomeración en residencias y espacios con alta densidad poblacional se contrarresta si se desarrollan relaciones humanas cercanas y cálidas, si se crean comunidades , si los límites del ambiente se compensan en el interior de cada persona, que se siente contenida por una red de comunión y de pertenecía. De ese modo, cualquier lugar deja de ser un infierno y se convierte en el contexto de un vida digna. (148)
También es cierto que la carencia extrema que se vive en algunos ambientes que no poseen armonía, amplitud y posibilidades de integración facilita la aparición de comportamientos inhumanos y la manipulación de las personas por parte de organizaciones criminales. Para los habitantes de barrios muy precarios, el paso cotidiano del hacinamiento al anonimato social que se vive en las grandes ciudades puede provocar una senscion de desarraigo que favorece las conductas antisociales y la violencia. Sin embargo, quiero insistir en que el amor puede más. Muchas personas en esas condiciones son capaces de una experiencia comunitaria donde se rompen las paredes del yo y se superan las barreras del egoísmo. (149)
Toda intervención en el paisaje urbano o rural debería considerar como los distintos elementos del lugar conforme un todo que es percibido por los habitantes como un cuadro coherente con su riqueza de significados. Así los otros dejan de ser extraños, y se los puede sentir como parte de un “nosotros” que construimos juntos. (151)
La falta de viviendas es grave en muchas partes del mundo, tanto en las zonas rurales cono en las grandes ciudades, porque los presupuestos estatales solo suelen cubrir una pequeña pare de la demanda. No solo los pobres, sino una gran parte de la sociedad sufre serias dificultades para acceder a una vivienda propia. La posesión de una vivienda tiene mucho que ver con la dignidad de las personas y con el desarrollo de las familias. Es una cuestión central de la ecología humana. (152)
La calidad de vida en las ciudades tiene que ver con el transporte, que suele ser causa de grandes sufrimientos para los habitantes. En las ciudades circulan muchos automóviles utilizados por una o dos personas, con la cual el transito se hace complicado, el nivel de contaminación es alto, se consumen cantidades enormes de energía o renovable y se vuelve necesaria la construcción de más autopistas y lugares de estacionamientos que perjudican la trama urbana. Muchos especialistas coinciden en la necesidad de priorizar el transporte público. (153)
El reconocimiento de la dignidad peculiar del ser humano muchas veces contrasta con la vida caótica que deben llevar las personas en nuestras ciudades. Pero eso no debería hacer perder de vista el estado de abandono y olvido que sufren también algunos habientes de zonas rurales, de donde no llegan los servicios esenciales, y hay trabajadores reducidos a situaciones de esclavitud, sin derechos ni expectativas de una vida más digna.
La ecología humana implica también algo muy hondo: la necesaria relación de la vida del ser humano con la ley moral escrita en su propia naturaleza, necesaria para poder crear un ambiente más digno. En esta línea, caber reconocer que nuestro propio cuerpo nos sitúa en una relación directa con el ambiente y con los demás seres vivientes. La aceptación del propio cuerpo como don de Dios es necesaria para acoger y aceptar el mundo entero como regalo del Padre y casa común, mientras una lógica de dominio sobre el propio cuerpo se transforma en una lógica a veces sutil de dominio sobre la creación. Aprender a recibir el propio cuerpo, a cuidarlo y a respetar sus significados, es esencial para una verdadera ecología humana. También la valoración del propio cuerpo en su feminidad o masculinidad es necesaria para reconocerse a sí mismo en el encuentro con el diferente. (155)
IV. El principio del bien común
La ecología humana es inseparable de la nocion de bien común, un principio que cumple un rol central y unificador en la ética social. Es “el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más peno y más fácil de la propia perfección”. (156)
El bien común presupone el respeto de la persona humana en cuanto tal, con derechos básicos e inalienables ordenados a su desarrollo integral. También reclama el bienestar social y el desarrollo de los diversos grupos intermedios, aplicando el principio de la subsidiaridad. Entre ellos destaca especialmente la familia, como la célula básica de la sociedad. Finalmente, el bien común requiere la paz social, es decir, la estabilidad y seguridad de un cierto orden, que no se produce sin una atención particular a la justica distributiva, cuya violación siempre genera violencia. Toda la sociedad -y en ella, de manera espacial el Estado- tiene la obligación de defender y promover el bien común.
V. Justicia entre generaciones
La noción de bien común incorpora también a las generaciones futuras. Las crisis económicas internacionales han mostrado con crudeza los efectos dañinos que trae aparejado el desconocimiento de un destino común, del cual no pueden ser excluidos quienes viene detrás de nosotros. Ya no puede hablarse de desarrollo sostenibles sin una solidaridad intergeneracional. Cuando pensamos en la situación en que se deja el planeta a las generaciones futuras, entramos en otra lógica, la del don gratuito que recibimos y comunicamos. Si la tierra nos es donada, ya no podemos pensar solo desde un criterio utilitarista de eficiencia y productividad para el beneficio individual. No estamos hablando de una actitud opcional, sino de un cuestión básica de justicia, y que la tierra que recibimos pertenece también a los que vendrán. (159) ¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están creciendo? Esta pregunta no afecta solo al ambiente de manera aislada, porque no se puede plantear la cuestión de modo fragmentario. Cuando nos interrogamos por el mundo que queremos dejar, entendemos sobre todos su orientación general, su sentido, sus valores. Si no está latiendo esta pregunta de fondo, no creo que nuestra preocupaciones ecológicas puedan logra efectos importantes. Pero si esa pregunta se planta con valentía, nos lleva inexorablemente a otros cuestionamientos muy directos: ¿Para que pasamos por este mundo? ¿Para qué vinimos a esta vida? ¿Para que trabajamos y luchamos? ¿Para qué nos necesita esta tierra? Por eso, ya no basta decir que debemos preocuparnos por las futuras generaciones. Se requiere advertir que lo que esa en juego en nuestra propia dignidad. Somos nosotros los primeros interesados en dejar un planeta habitable para la humanidad que nos sucederá. Es un drama para nosotros mismos, porque esto pone en crisis el sentido del propio paso por esta tierra. (160)
Las predicciones catastróficas y no pueden ser miradas con desprecio e ironía. A las próximas generaciones podríamos dejarles demasiados escombros, desiertos y suciedad. El ritmo de consumo, de desprecio y de alteración del medio ambiente ha superado las posibilidades del planeta, de tal manera que el estilo de vida actual, por ser insostenible, solo puede terminar en catástrofe, como de hecho ya esa ocurriendo periódicamente en diversa regiones. (161)
Preguntas para compartir
- Si este es corazón de la Encíclica, ¿Cómo sentimos nuestra responsabilidad en el cuidado del planeta?
- El Papa hable de varios tipos de ecología, puedes explicar ¿cómo están interconectados?
- ¿Por qué están importante la noción del bien común?
- ¿Cómo te gustaría ver el mundo de tus hijos y nietos?
Capitulo Quinto
Algunas líneas de orientación y acción
En este capítulo el Papa francisco nos dice que ha intentado analizar la situación actual de la humanidad, tanto en las grietas del planeta, como en las causas más profundamente humanas de la degradación ambiental. Esa contemplación de la realidad nos indica la necesidad de un cambio de rumbo y nos sugiere algunas acciones, ahora presentara algunos caminos de dialogo que nos ayuden a salir de la espiral de autodestrucción en la que nos estamos sumergiendo.
1. Dialogo sobre el medio ambiente en la política internacional
Un mundo interdependiente significa entender que somos un solo mundo, en un proyecto común. En el bien y en el mal todo nos afecta a todos, hay que buscar “las soluciones desde una perspectiva global y no sólo en defensa de los intereses de algunos países. (164)
Sabemos que la tecnología basada en combustibles fósiles muy contaminantes necesita ser reemplazada progresivamente y sin demora. Mientras no hay un amplio desarrollo de energías renovables, que debería estar ya en marcha, es legítimo optar por lo menos malo o acudir a soluciones transitoria. El problema es que la comunidad internacional no logran acuerdo suficientes obre quienes deben pagar los costos de la transición energética. (165)
La política y la empresa no están a la altura de los desafíos mundiales. En este sentido se puede decir que, mientras la humanidad del periodo post-industrial quizás sea recordada como un de las más irresponsables de la historia, -por el desastre que ha dejado- es de esperar que la humanidad de comienzos del siglo XXI pueda ser recordada por haber asumido con generosidad sus graves responsabilidades. (165)
El movimiento ecológico mundial ha hecho un largo recorrido, con apoyo de la sociedad civil. Gracias a tanta entrega, las cuestiones ambientales son agenda pública y se han convertido en invitación constante a pensar a largo plazo. No obstante, las Cumbres mundiales sobre el ambiente de los últimos años no respondieron a las expectativas porque, por falta de decisión política, no alcanzaron acuerdos ambientales globales realmente significativos y eficaces. (166)
Francisco destaca “la Cumbre de la Tierra”, 1992 en Rio de Janeiro, cumbre profética para su época. Proclamo que “los seres humanos constituyen el centro de las preocupaciones relacionadas con el desarrollo sostenible, consagro la cooperación internacional para cuidar el ecosistema de toda la tierra, la obligación por parte de quien contamina de hacerse cargo económicamente de ello, el deber de evaluar el impacto ambiental de toda obra o proyecto2. Los principios enunciados en Rio siguen reclamando caminos eficaces y agiles de ejecución práctica. (167)
Los países pobres necesitan tener como prioridad la erradicación de la miseria y el desarrollo social de sus habitantes, deben analizar el nivel escandalizo de consumo de algunos sectores privilegiados de su población y controlar mejor la corrupción. (172)
La misma lógica que dificulta tomar decisiones drásticas para revertir la tendencia al calentamiento global es la que no permite erradicar la pobreza. Necesitamos una reacción global más responsable, para enfrentar al mismo tiempo la reducción de la contaminación y el desarrollo de los paises y regiones pobres. El siglo XXI, es escenario de un debilitamiento del poder de los Estados nacionales, sobre todo porque la dimensión económico-financiera, de características transnacionales, tiende a predominar sobre la política. (175)
II. Dialogo hacia nuevas políticas nacionales y locales
No solo hay ganadores y perdedores entre los países, sino también dentro de los países pobres, donde deben identificarse responsabilidades (176)
En las cuestiones ambientales y de desarrollo económico las políticas nacionales y locales son importantes. Un factor central a tener en cuenta es el bien común. (177) Los pueblos tienen un fuerte sentidos comunitario, un especial capacidad de cuidado y una creatividad más generosa, un entrañable amor a la propia tierra, piensan en lo que se deja a los hijos y a los nietos. Estos valores tienen un arraigo muy hondo en las poblaciones aborígenes. (179)
La sociedad, a través de organismos no gubernamentales y asociaciones intermedias, debe obligar a los gobiernos a desarrollar normativas, procedimientos y controles más rigurosos. Si los ciudadanos no controla al poder políticos-nacional, regional y municipal-, tampoco es posible un control de los daños ambientales. Por otra parte, las legislaciones de los municipios pueden ser más eficaces si hay acuerdos entre poblaciones vecinas para sostener las mismas políticas ambientales. (179)
“La acción política local puede orientarse a la modificación del consumo, al desarrollo de un economía de residuos y de reciclaje, a la protección de especies y a la programación de un agricultura diversificada con rotación de cultivos. Es posible alentar el mejoramiento agrícola de regiones pobres mediante inversiones en infraestructuras rurales, en la organización del mercado local o nacional, en sistemas de riego, en el desarrollo de técnicas agrícolas sostenibles. Se pueden facilitar formas de cooperación o de organización comunitaria que defiendan los intereses de los pequeños productores y preserven los ecosistemas locales de la depredación. ¡Es tanto lo que sí se puede hacer! (180)
Necesitamos continuidad, no se puede cambiar cada vez que cambia un gobierno. Por eso, sin la presión de la población y de las instituciones siempre habrá resistencia a intervenir, más aun cuando haya urgencia que resolver. Sin embargo, hay que agregar que los mejores mecanismos terminan sucumbiendo cuando faltan los grandes fines, los valores, una comprensión humanista y rica de sentido que otorguen a cada sociedad una orientación noble y generosa. (181)
III. Dialogo y transparencia en los procesos decisionales
El principio de participación “requiere que todos sean adecuadamente informados de los diversos aspectos y delos diferentes riesgos y posibilidades. (183)
En toda discusión acerca de un emprendimiento, una serie de preguntas deberían plantearse en orden a discernir si aportara a un verdadero desarrollo integral: ¿Para qué? ¿Por qué? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿De qué manera? ¿Para quién? ¿Cuáles son los riesgos? ¿A qué costo? ¿Quién paga los cosos y como lo hará? En este examen hay cuestiones que deben tener prioridad. Por ejemplo, sabemos que el agua es un recurso escaso e indispensable y es un derecho fundamental que condiciona el ejercicio de otros derechos humanos. Eso es indudable y supera todo analisis de impacto ambiental de una región. (185)
En la Declaración de Rio de 1992, se sostiene que, “cuando haya peligro de daño graveo o irreversible, la falta de certeza científica absoluta no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces “que impidan la degradación del medio ambiente. Ester principio precautorio permite la protección de los más débiles, que disponen de pocos medios para defenderse y para aportar pruebas irrefutables. (186)
Hay discusiones sobre cuestiones relacionadas con el ambiente donde es difícil alcanzar consensos. Una vez más expreso que la Iglesia o pretende definir las cuestiones científicas ni sustituir a la política, pero invito a un debate honesto y transparente, para que las necesidades particulares o las ideologías no afecten al bien común. (188)
IV. Política y economía en dialogo para la plenitud humana
La política no debe someterse a la economía y esta no debe someterse a los dictámenes y al paradigma eficientista de la tecnocracia”. Necesitamos imperiosamente que la política y la economía, en dialogo, se coloquen decididamente al servicio de la vida, especialmente de la vida humana, y del bien común. Las salvación de los bancos, haciendo pagar el precio a la población, reafirma un domino absoluto de las finanzas que no tiene futuro y que solo podrá generar nuevas crisis después de una larga, costosa y aparente curación. (189)
El ambiente es uno de esos bienes que los mecanismo del mercado no son capaces de defender o de promover adecuadamente. Una vez más, conviene evitar una concepción mágica del mercado, que tiende a pensar que los problemas se resuelven solo con el crecimiento de los beneficios de las empresas o de individuos. (190) Para que surjan nuevos modelos de progreso, necesitamos “cambiar el modelo de desarrollo global” lo cual implica reflexionar responsablemente “sobre el sentido de la economia y su finalidad, para corregir sus disfunciones y distorsiones”. No basta conciliar, en un término medio, el cuidado de la naturaleza con la renta financiera, o la preservación del ambiente con el progreso. En este tema los términos medios son solo una pequeña demora en el derrumbe. Simplemente se trata de redefinir el progreso. Un desarrollo tecnológico y económico que deja un mundo mejor y una calidad de vida integralmente superior no puede considerarse progreso. (194) No se puede justificar un economía sin política, que sería incapaz de propiciar otra lógica que rija los diversos aspectos de la crisis actual. La lógica que no permite prever una preocupación sincera por el ambiente es la misma que vuelve imprevisible una preocupación por integrar a los más frágiles, porque “en el vigente modelo “exitista” y “privatista” no parece tener sentido invertir para que los lentos, débiles o menos dotados pueden abrirse camino en la vida. (196)
Necesitamos una política con visión amplia, y que lleve un replanteo integral, incorporado en un diálogo interdisciplinario los diversos aspectos de la crisis. Muchas veces la misma política es responsable de su propio descredito, por la corrupción y por la falta de buenas políticas públicas. Si la política no es capaz de romper una lógica perversa, seguiremos sin afrontar los grandes problemas de la humanidad.
Una estrategia de cambio real exige repensar la totalidad de los procesos, no basta con incluir consideraciones ecológicas superficiales mientras no se cuestione la lógica subyacente en la cultura actual (197)
La política y la economía tienden a culparse mutuamente por lo que se refiere a la pobreza y a la degradación del ambiente. Pero lo que se espera es que reconozcan sus propios errores y encuentren formas de interacción orientadas al bien común. Mientras unos se desesperan solo por el redito económico y otros se obsesionan solo por conservar o acrecentar el poder, lo que tenemos son guerras o acuerdos espurios donde lo que menos interesa a las dos partes es preservar el ambiente y cuidar a los más débiles. Aquí también vale que “la unidad es superior al conflicto” Contexto y el hecho de que aparezcan con lenguaje religioso no les quita valor alguno en el debate público. Los principios éticos que la razón es capaz de percibir pueden reaparecer siempre bajo distintos ropajes y expresados con lenguajes diversos, incluso religiosos. (198)
Por otra parte, cualquier solución técnica que pretendan aportar, las ciencias será impotente para resolver los graves problemas del mundo si la humanidad pierde su rumbo, si se olvidan las grandes motivaciones que hacen posible la convivencia, el sacrificio, la bondad. En todo caso, habrá que interpelar a los creyentes a ser coherentes con su propia fe y a no conrtadecir4la con sus acciones, habrá que reclamarles que vuelvan a abrirse a la gracia de Dios y a beber e lo más hondo de sus propias convicciones sobre el amor, la justicia y la paz. (199)
La mayor parte de los habitantes del planeta se declaran creyentes, y esto debería provocar a lar religiones a entrar en un dialogo entre ellas orientado al cuidado de la naturaleza, a la defensa de los pobres, a la construcción de redes de respeto y de fraternidad. Es imperioso también un dialogo entre las ciencias mismas, porque cada una suele encerrarse en los límites de su propio lenguaje, y la especialización tiende a convertirse en aislamiento y en absolutización del propio saber. Esto impide afrontar adecuadamente los problemas del medio ambiente. También se vuelve necesario un dialogo abierto y amable entre los diferentes movimientos ecologistas, donde no faltan las luchas ideológicas. La gravedad de la crisis ecológica nos exige a todos pensar en el bien común y avanzar en un camino de dialogo que requiere paciencia, ascesis y generosidad, recordando siempre que “la realidad es superior a la idea” (201)
Preguntas para compartir
- ¿Porque es tan importante el diálogo?
- ¿Qué actitudes debemos desarrollar par que nuestro dialogo sea positivo?
- ¿Qué problemas nos trae que sean la tecnología y la economía las que orientan el desarrollo?
- ¿Por qué es tan importante el rol de la política y el principio de participación?
- Francisco nos dice que este sistema ya no va, ¿Crees que esto es cierto? ¿Por qué?
Capitulo Sexto
Educación y Espiritualidad Ecológica
En este capítulo final el Papa Francisco insiste en la necesidad de cambiar, para ello: “Hace falta la conciencia de un origen común, de un pertenencia mutua y de un futuro compartido por todos” para desarrollar “nuevas convicciones, actitudes y formas de vida”. Estamos frente a un enorme desafío “cultural, espiritual y educativo que supondrá largos procesos de regeneración”. (202)
I. Apostar por otro estilo de vida
Vivimos en un mundo dominado por el mercado y su lógica consumista, tendemos a comprar sin necesitar, de esta manera se refleja el paradigma tecno-económico, aceptamos lo que nos presenta el mercado, creemos que somos libres para consumir todo, pero la verdad es que los únicos libres son los que nos vende la idea y manejan nuestras conciencias, los que tienen el poder económico y financiero.
La humanidad pos-moderna no ha encontrado su razón de ser, se mueve entre muchos medios y raquíticos fines “Cuando las personas se vuelven autorreferenciales y se aíslan en su propia conciencia, acrecienta su voracidad. Mientras más vacío está el corazón de la persona, más necesita objetos para comprar, poseer y consumir. La obsesión por un estilo de vida consumista, sobre todo cuando solo unos pocos puedan sostenerlo, solo podrá provocar violencia y destrucción recíproca. (204)
Sin embargo, no todo está perdido, porque los seres humanos, capaces de degradarse hasta el extremo, también pueden sobreponerse, volver a optar por el bien y regenerarse, mas allá de todos los condicionamientos mentales y sociales que les impongan. Son capaces de mirarse a sí mismos con honestidad, de sacar a la luz su propio hastió y de iniciar caminos nuevos hacia la verdadera libertad. No hay sistemas que anulen por completos la apertura al bien, a la verdad y a la belleza, ni la capacidad de reacción que Dios sigue alentando desde lo profundo de los corazones humanos. A cada persona de este mundo le pide que no olvide esa dignidad suya que nadie tiene derecho a quitarle.
Un cambio en los estrilos de vida sería muy importante para ejercer presión sobre el poder político, económico y social. Es los que ocurre cuando los movimientos de consumidores logran que dejen de adquirirse ciertos productos “Comprar es siempre un acto morral, y no solo económicos”. Por eso, hoy “el tema del deterioro ambiental cuestiona los comportamientos de cada uno de nosotros. “ (206)
La Carta de la Tierra nos invitaba a todos a dejar atrás una etapa de auto destrucción y a comenzar de nuevo, pero todavía no hemos desarrollado una conciencia universal que lo haga posible. Por eso me atrevo a proponer nuevamente aquel precioso desafío:
“El destino común nos hace un llamado a buscar un nuevo comienzo. Que el nuestro sea un tiempo que se recuerde por el despertar de una nueva reverencia ante la vida; por la firme resolución de alcanzar la sostenibilidad; por el aceleramiento en la lucha por la justicia y la paz y por la alegre celebración de la vida “ (207)
Cuando somos capaces de supere el individualismo, y la auto-referencialidad realmente se pude desarrollar un estilo de vida alternativo y se vuelve posible un cambio importante en la sociedad (208)
II. Educación para la alianza ente la humanidad y el ambiente
La conciencia de la gravedad de la crisis cultural y ecológica necesita traducirse en nuevos hábitos . Muchos saben que el progreso actual y la mera sumatoria de objetos o placeres no bastan para darle sentido y gozo al corazón humano, pero no se sienten capaces de renunciar a lo que el mercado les ofrece. Por eso estamos ante un desafío educativo. (209)
La educación ambiental debería disponernos a dar ese salto hacia el Misterio, desde donde una ética ecológica adquiere su sentido más hondo. Por otra parte, hay educadores capaces de replantear los itinerarios pedagógicos de una ética ecológica, de manera que ayuden efectivamente a crecer en la solidaridad, la responsabilidad y el cuidado basado en la compasión. (210)
Es muy noble asumir el deber de cuidar la creación con pequeñas acciones cotidianas y es maravilloso que la educación sea capaz de motivarlas hasta conformar un estilo de vida. La educación en la responsabilidad ambiental puede alentar diversos comportamientos que tienen una incidencia recta e importante en el cuidado del ambiente, como evitar el uso de material plástico y de papel , reducir el consumo de agua, separar los residuos , cocinar solo lo razonablemente se podrá comer. (211)
Las acciones educativas , en todos los niveles, y en especial en la familia , hacen mucho bien en la sociedad porque provocan en el seno de esta tierra un bien que siempre tiende a difundirse, a veces invisiblemente. (212)
En la familia se aprende a pedir permiso sin avasallar, a decir “gracias “ como expresión de una sentida valoración de las cosas que recibimos, a dominar la agresividad o la voracidad, y a pedir perdón cuando hacemos algún daño. Estos pequeños gestos de sincera cortesía ayudan a construir una cultura de la vida compartida y del respeto a lo que nos rodea . (213)
A la política y a las diversas asociaciones les compete un esfuerzo de concientización de la población. También a la Iglesia. Tosas las comunidades cristianas tienen un rol importante que cumplir en esta educación. Espero también que en nuestros seminarios y casas religiosas de formación se eduque para una austeridad responsable, para la contemplación agradecida del mundo, para el cuidado de la fragilidad de los pobres y del ambiente. (214)
En este contexto, “no debe descuidarse la relación que hay entre un adecuada educación estética y la preservación de un ambiente sano”. Prestar atención a la belleza y amarla nos ayuda a salir del pragmatismo utilitarista. Cuando alguien no aprende a detenerse para percibir y valor lo bello, no es extraño que todos se convierta para él en objeto de uso y abuso inescrupuloso. (215)
III. Conversión ecológica
La gran riqueza de la espiritualidad cristiana, generada por veinte siglos de experiencias personales y comunitarias, ofrece un bello aporte al intento de renovar la humanidad. No son tanto ideas, sino motivaciones que surgen de la espiritualidad para alimentar una pasion por el cuidado del mundo. Porque no será posible comprometerse en cosas grandes solo con doctrinas sin una mística que nos anime. Tenemos que reconocer que no siempre los cristianos hemos recogido y desarrollado o las riquezas que Dios ha dado al Iglesia, donde la espiritualidad no está desconectada del propio cuerpo ni de la naturaleza o de las realidades de este mundo, sino que se vive con ellas y en ellas, en comunión con todo lo que nos rodea.
Les hace falta entonces un conversion ecológica, que implica dejar brotar todas las consecuencias de su encuentro con Jesucristo en las relaciones con el mundo que los rodea. Vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios es parte esencial de una existencia virtuosa, no consiste en algo opcional ni en un aspecto secundario de la experiencia cristiana. (216)
Recordemos el modelo de San Francisco de Asís, para proponer un san relación con lo creado como una dimensión de la conversión integra de la persona. Esto implica también reconocer los propios errores, pecados, vicios o negligencias, y arrepentirse de corazón, cambiar desde adentro. Los Obispos australianos supieron expresar la conversión en términos de reconciliación con la creación” (218)
La tarea es tan enorme que necesita de todas las fuerzas y una unidad de realización. La conversión ecológica que se requiere para crear un dinamismo de cambio duradero es también una conversión comunitaria que supone diversas actitudes que se conjugan para movilizar un cuidado generoso y lleno de ternura. En primer lugar implica gratitud y gratuidad, es decir, un reconocimiento del mundo como un don recibido del amor del Padre, que provoca como consecuencia actitudes gratuitas de renuncia y gestos generosos aunque nadie los vea o los reconozca. También implica la amorosa conciencia de no estar desconectados de las demás criaturas, de formar con las demás seres del universo una preciosa comunion universal. Para el creyente, el mundo no se contempla desde fuera sino desde dentro, reconociendo los lazos con los que el Padre nos ha unido a todos los seres. Además, haciendo crecer las capacidades peculiares que Dios le ha dado, la conversión ecológica lleva al creyente a desarrollar su creatividad y su entusiasmo, para resolver los dramas del mudo. (220)
También el reconocimiento de que Dios ha creado el mundo inscribiendo en el un orden y un dinamismo que el ser humano no tiene derecho ignorar. Invito a todo los cristianos a explicitar esta dimensión de su conversión, permitiendo que la fuerza y la luz dela gracia recibida se explayen también en su relación con las demás criaturas y con el mundo que los rodea, y provoque esa sublime fraternidad con todo lo creado como vivió San Francisco de Asís. (221
IV. Gozo y paz
La espiritualidad cristiana propone un modo alternativo de entender la vida, y alienta un estilo de vida proféticos y contemplativo, capaz de gozar profundamente sin obsesionarse por el consumo. Es importante incorporar una vieja enseñanza, presente en diversas tradiciones religiosas, y tambien en la Biblia. Se trata de la convicción de que “menos es más “. La constante acumulación de posibilidades para consumir distrae el corazón e impide valorar cada cosa y cada momento. (222)
La sobriedad y la humildad no han gozado de un valoración positiva en el último siglo. Ya no basta hablar solo de la integridad de los ecosistemas. Hay que atreverse a hablar de la integridad de la vida humana, de la necesidad de alentar y conjugar todos los grandes valores. La desaparición de la humildad, en un ser humano entusiasmado con la posibilidad de dominarlo todo sin límite alguno, solo puede terminar dañando a la sociedad y al ambiente. La naturales está llena de palabras de amor, por ¿Cómo podremos escucharlas en medio del ruido constante, de la distracción permanente y ansiosa, o del culto a la apariencia? Una ecología integral implica dedicar algo de tiempo para recuperar la serena armonía con la creación, para reflexionar acerca de nuestro estilo de vida y nuestros ideales, para contemplar al Creador, que vive entre nosotros y en lo que nos rodea, cuya presencia” no debe ser fabricada sino descubierta, develada “. (225)
V. Amor civil y político
El cuidado de la naturaleza es parte de un estilo de vida que implica capacidad de convivencia y de comunión. Jesús nos recordó que tenemos a Dios como nuestro Padre común y que eso nos hace hermanos. El amor fraterno solo puede ser gratuito, nunca puede ser un pago por lo que otro realice ni un anticipo por lo que esperamos que haga. Por eso es posible amar a los enemigos. Esa misma gratuidad nos lleva a amar y aceptar el viento, el sol o las nubes, aunque no se sometan a nuestro control. Por eso podemos hablar de una fraternidad universal. (228)
Ya hemos tenido mucho tiempo de degradación moral, burlándonos de la ética, de la bondad, de la fe, de la honestidad, y llego la hora de advertir que esa alegre superficialidad nos ha servido de poco. Han surgido nuevas formas de violencia y crueldad e impide el desarrollo de una verdadera cultura del cuidado del ambente. (229)
Tenemos los ejemplos de Teresa de Lisieux...
El amor, lleno de pequeños gestos de cuidado mutuo, es también civil y político, y se manifiesta en todas las acciones que procuran construir un mundo mejor. El amor a la sociedad y el compromiso por el bien común son una forma excelente de la caridad, que no solo afecta a las relaciones entre los individuos, sino a “las macro-relaciones, como las relaciones sociales, económicas y políticas”. Por eso, la Iglesia propuso al mundo el ideal de una “civilización del amor”. El amor social es la clave de un autenticos desarrollo. (231)
No todos estamos llamados a trabajar de manera directa en la política, pero en el seno del a sociedad germina una innumerable variedad de asociaciones que intervienen en favor del bien común preservando el ambiente natural y urbano. (232)
VI. Signos sacramentales y descanso celebrativo
El universo se desarrolla en Dios, que lo llena todo. Entonces hay mística en una hoja, en un camino, en el roció, en el rostro del pobre. El ideal no es sol pasar de lo exterior a lo interior para descubrir la acción de Dios en el alma, sino también llegar a encontrarlo en todas las cosas, como enseñaba San Buenaventura. (233)
En el bautismo la mano que bendice es instrumento del amor de Dios y reflejo de la cercanía de Jesucristo que vio a acompañarnos en el camino de la vida. El agua que se derrama sobre el cuerpo del niño que se bautiza es signo de vida nueva. No escapamos del mundo ni negamos la naturaleza cuando queremos encontrarnos con Dios (235)
Para la experiencia cristiana, todas las criaturas del universo material encuentran su verdadero sentido en el verbo encarnado, porque el Hijo de Dios ha incorporado en su persona parte del universo material, donde ha introducido un germen de transformación definitiva “el Cristianismo no rechaza la materia, la corporeidad; al contrario, la valoriza plenamente en el acto litúrgico, en el que el cuerpo humano muestra su naturaleza intima del templo del Espíritu y llega a unirse al Señor Jesús, hecho también él cuerpo para la salvación del mundo”. Señor, en el colmo del misterio de la Encarnación, quiso llegar a nuestra intimidad desde adentro, para que un pedazo de materia. No desde arriba, sin desde adentro, para que en nuestro propio mundo pudieramos encontrarlo a él. (235)
La espiritualidad cristiana incorpora el valor del descanso y de la fiesta. Estamos llamados a incluir en nuestro obrar una dimensión receptiva y gratuita, que es algo diferente de un mero no hacer. Se trata de otra manera de obrar que forma parte de nuestra esencia. De ese modo, la acción humana es preservada no únicamente del activismo vacío, sino también del desenfreno voraz y de la conciencia aislada que lleva a perseguir solo el beneficio personal. La ley del descanso semanal imponía abstenerse del trabajo el séptimo día “para que reposen tu buey y tu asno y puedan respirar el hijo de tu esclava y el emigrante” (Ex 23, 12)
VII. La Trinidad y la relación entre las criaturas
El Padre es la fuente última de todo, fundamento amoroso y comunicativo de cuanto existe. El Hijo, que lo refleja, y a través del cual todo ha sido creado, su unió a esta tierra cuando se formó en el seno de Maria. El Espíritu, lazo infinito de amor, esta íntimamente presente en el corazón del universo animado y suscitando nuevos caminos. El mundo fue creado por las tres Personas como un único principio divino, pero cada una de ellas realiza esa obra común según su propiedad personal. Cuando contemplamos con admiracion el universo en su grandeza y belleza, debemos alabar a toda la trinidad. (238)
Las personas divinas son relaciones de amor, el mundo, creado según el modelo divino, es una trama de relaciones. Las criaturas tienden hacia Dios, y a su vez es propio de todo ser viviente tender hacia otra cosa, de tal modo que en el seno del universo podemos encontrar un sinnúmero de constantes relaciones que se entrelazan secretamente. (239)
VIII. Reina de todo lo creado
María, la madre que cuido a Jesús, ahora cuida con afecto y dolor materno este mundo herido. Así como lloro con el corazón traspasado la muerte de Jesús, ahora se compadece del sufrimiento de los pobres crucificados y de las criaturas de este mundo arrasadas por el poder humano. Ella vive con Jesús completamente transfigurada, y todas las criaturas canta su belleza. Ella también comprende ahora el sentido de todas las cosas. Por eso podemos pedirle que nos ayude a mirar este mundo con ojos más sabios.(241)
José, su esposo, emerge también una gran ternura, que no es propia de los débiles sino de los verdaderamente fuertes, atentos a la realidad para amar y servir humildemente. Por eso fue declarado custodio de la Iglesia universal. Él también puede enseñarnos a cuidar, puede motivarnos a trabajar con generosidad y ternura para proteger este mundo que Dios nos ha confiado. (242)
IX. Más allá del sol
Al final nos encontramos cara a cara frente a la infinita belleza de Dios (1 Co 13,12) y podremos leer con feliz admiración el misterio del universo , que participara con nosotros de la plenitud sin fin. Si, estamos viajando hacia el sábado de la eternidad, hacia la nueva Jerusalén, hacia la casa común del cielo. Jesús no dice: “Yo hago nuevas todas las cosas” (Ap. 21,5). La vida eterna será un asombro compartido, donde cada criatura, luminosamente transformada , ocupara su lugar y tendrá algo para aportar a los pobres definitivamente liberados. (243)
Mientras tanto , nos unimos para hacernos cargo de esta casa que se nos confió, sabiendo que todo lo bueno que hay en ella será asumido en la fiesta celestial. Junto con todas las criaturas, caminamos por esta tierra buscando a Dios, porque, “si el mundo tiene un principio y ha sido creado, busca al que lo ha creado, busca al que le ha dado inicio, al que es su Creador” caminemos cantando. Que nuestras luchas y nuestra preocupación por este plantea no nos quiten el gozo de la esperanza. (244)
Preguntas para compartir
- Francisco nos habla de un destino común y un nuevo comienzo. ¿Podrías compartir como sientes esto?
- ¿Qué cambios debo hacer en mi estilo de vida?
- ¿Qué características tiene que tener la espiritualidad cristiana del cuidado de nuestra casa común?
- ¿A que me comprometo en esta noble causa?